in , ,

Francisco Rebolo: Mentiras glaseadas

Francisco Rebolo

«El análisis de las pasadas elecciones en España me hace resumir con facilidad todo lo que se ha vivido: mentira y miedo.»

La mentira como concepto, como recurso, como forma de tratar con determinadas personas ávidas de excusas para ratificarse en lo que ya habían decidido creer (aun sin saberlo) pero ahora sintiéndose parte de una extraña Cruzada a favor de una verdad impostada.

Hace ya mucho que hemos cruzado las líneas rojas de lo grosero, de lo grotesco, de lo absurdamente irreal. Y si no, recordemos la expresión de aquel “político” cuando se vino arriba y soltó, ya en 2007, con plena conciencia de lo que había hecho aquello de:

“Dije: traeré la playa a Xàtiva. ¡Y se lo creyeron!¡Si yo mando, traeré la playa! Y van y se lo creen todo. ¡Serán burros! Y me votaron”

(Por cierto, no viene mal recordar que Xátiva está a unos 40 km del mar y que sí, que lo votaron)

Podríamos pensar que ahora no es así, pero ahí tenemos a toda una cohorte de tertulianos, reporteros o directores de medios de comunicación glaseándonos la realidad con mentiras para hacer más apetecible, como un Donut, el mundo paralelo en que se han instalado para fomentar una subcultura de Fake news.

Desde hace un tiempo, se ha incrustado en determinada clase política la convicción de que mentir da réditos, unos réditos que al parecer no podrían alcanzar de ninguna otra manera.

Porque deberíamos partir de la siguiente premisa: la Historia como tal, la que nos han contado, no es cierta en casi nada. Sólo tenemos las versiones edulcoradas o directamente inventadas de los vencedores, aquellas que nos dicen que Cartago y Aníbal eran los malos, que Custer era el bueno y que la “heroicidad” del Barça ante el PSG o el Chelsea fue épica e inmarcesible. Por ejemplo.

Pero éstas son mentiras a posteriori. Y avaladas por la televisión, Hollywood o un periódico adecuadamente adoctrinado con los billetes del color correcto.

En cambio ahora ya hemos pasado al lado oscuro de la Fuerza, a la mentira apriorística y a la descalificación zafia usando la no-ética de los reality show, ésa que dice que tienes que demostrar tu inocencia invirtiendo así la carga de la prueba. Ahí tenemos la campaña a favor del Brexit porque Europa nos roba; en contra de los inmigrantes porque vienen a quitarnos lo nuestro (las migajas que los que tienen de verdad algo suyo se dignan cedernos temporalmente); o en contra de unos políticos a los que negamos el pan y la sal mediante el uso de una nueva sub-categoría gramatical, el adjetivo descalificativo.

Francisco Rebolo
Francisco Rebolo

No nos gusta entrar en el fondo de las cuestiones porque eso implica un ejercicio de pensamiento para el que no nos han acostumbrado, de esa forma es más fácil repetir un mantra asociado a cada persona o partido y pensar que hemos dotado de contenido un discurso vacuo por reiterativo y por la distorsión que de las palabras hacemos en ese ficticio neolenguaje que algunos se han sacado de la manga.

Porque, como ejercicio, ¿alguien recuerda algo del discurso de alguno de los cuatro candidatos en los dos debates nacionales que se han televisado? ¿alguna propuesta más allá del simplismo infantil y del “y tú más”?

Pero, en cambio, se nos ha quedado grabado que lo peor del debate fue que uno de los candidatos iba sin chaqueta y con una larga coleta. Que para eso se ha reiterado ad nauseam.

Y lo peor no es que nos manipulen con las mentiras, sino que, como al de la playa, les funciona. Porque la mentira saca los miedos que todos tenemos en nuestro interior asustadizo Y parece ser que el miedo ama los totalitarismos.

Y recordemos que no hay nada más parecido a un fascista que un burgués asustado.

Francisco Rebolo: Mentiras glaseadas

¿Qué piensas?