El mercadillo de Sotogrande, en la Ribera del Marlin, se ha convertido en una visita imprescindible para los amantes de las compras al aire libre.
Cada domingo, el agradable paseo de la Ribera del Marlin, en la Marina de Sotogrande, junto a la zona hostelera y de ocio del puerto deportivo, se convierte en una cita obligada para los amantes de los mercadillos al aire libre… especialmente si se trata, como en este caso, de mercadillos que poco tienen que ver con los tópicos asociados a la venta ambulante de toda la vida.
A diferencia de lo que ocurre en los mercadillos semanales de otras localidades del entorno, en el de Sotogrande no hay gritos que voceen la mercancía, ni aglomeraciones o empujones en torno a pirámides de ropa amontonada, con gangas imposibles…
Aquí, en este idílico rincón del sur de Andalucía bañado por la suave brisa del Mediterráneo, entre urbanizaciones de lujo pintadas en tonos pastel, cuidada vegetación de aspecto semi-tropical y embarcaciones de recreo que entran y salen de amarraderos privados, los visitantes pasean con calma y curiosean entre los puestos sin apremios ni avidez, mientras disfrutan de la tranquilidad y belleza de un enclave único, en el que resulta inevitable dejarse llevar por la agradable, y siempre placentera sensación, de estar de vacaciones.
Rodeado de restaurantes de carta innovadora y saludable, galerías de arte que poco tienen que envidiar a las de algunas grandes ciudades y tiendas de ropa estilosa y mayoritariamente bohemia, complementos originales y artículos de decoración, el mercadillo de Sotogrande no puede (ni quiere) escapar de la atmósfera de “glamour” que envuelve todo su entorno.
Abiertos desde las 10 de la mañana hasta las 3 de la tarde, los puestecitos con pintorescos toldos de colores ofrecen a los visitantes una amplia variedad de artículos: desde ropa y zapatos estilo “hippy-chic” y complementos “vintage” hasta obras de arte de pintores y escultores afincados en la zona y en la cercana Costa del Sol, joyas artesanas y objetos de decoración traídos de diversas partes del mundo.
Este pequeño paraíso para amantes del shopping alternativo comenzó a funcionar a principios de los años 90. Según nos recuerdan algunos de los más veteranos del lugar, en aquellos primeros años los puestos se ubicaban en las calles y plazas del Puerto Sotogrande; posteriormente se les intentó buscar una mejor ubicación, trasladándolo a la explanada que hay junto al Real Club Náutico de Yates de la urbanización, y, finalmente, se decidió su ubicación actual, en este peculiar remanso de canales, puentes y elegantes viviendas reflejadas en el espejo del agua, como si de una pequeña Venecia se tratase.
A pocos pasos de los puestos del mercadillo, la zona infantil de Jugarnia permite a los que acuden a Sotogrande con niños pequeños la posibilidad de premiarles con un rato de ocio y diversión en divertidas atracciones, que incluyen una cama elástica con arneses para “jumping”, parque de bolas e incluso un minigolf.
Cabe tener en cuenta también que la estilosa zona de la Marina de Sotogrande completa durante los meses de verano su oferta de “shopping” al aire libre con otro original mercadillo nocturno, que suele abrir al público a partir de las siete de la tarde, y en el que es habitual que haya también una dosis de entretenimiento especial para los más pequeños de la casa.
Además de moda boho-chic, delicadas piezas de joyería y bisutería, arte y artículos de decoración de interiores y exteriores de estilo vintage, este mercadillo incluye también desde hace un par de veranos una variada oferta gastronómica a través de originales food-trucks.
El mercadillo de Sotogrande, en la Ribera del Marlin, se ha convertido en una visita imprescindible para los amantes de las compras al aire libre.