El puente de hierro del río Guadiaro es uno de los lugares que atesora el Campo de Gibraltar. Rodeado de un entorno privilegiado, su estructura resulta evocadora. Protagonista de numerosas rutas deportivas y de ocio, el lugar es fuente de inspiración y merece la pena visitarlo.
Construido en 1929 bajo la dirección del ingeniero madrileño Eduardo Torroja, el puente de hierro del río Guadiaro, en San Roque, terminó con el transporte en barca de mercancías y viajeros de la época.
Este puente se mantuvo en servicio hasta 1969, cuando fue inaugurado el de San Enrique y dejó de formar parte de la N-340, incorporándose a la red secundaria de la provincia, según recoge el proyecto de investigación El corredor de la carretera N-340 como eje histórico del litoral Andaluz, elaborado por la Universidad de Sevilla con el respaldo de la Junta de Andalucía.
Dicho estudio pretende establecer los criterios y las líneas prioritarias de actuación para impulsar la cohesión del área en torno al decisivo papel de esta carretera y las acciones necesarias para su regeneración sostenible sobre la base de su patrimonialización.
Según la misma fuente, se trata de un puente perteneciente a la tipología bow-string o de vigas parabólicas, desarrollada en España, fundamentalmente, para puentes carreteros, durante las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del siglo XX.
Tiene cuatro tramos de igual longitud resueltos mediante vigas metálicas parabólicas apoyadas en pilas de fábrica.
Las péndolas de los cuchillos se arriostran mediante cruces de San Andrés, y éstos, entre sí, mediante ligeras vigas transversales en celosía alternadas con celosías de mayor tamaño, arriostradas también mediante cruces de San Andrés.
Las conexiones entre las distintas piezas metálicas se resuelven mediante roblones. El tablero consta de una banda central y dos andenes laterales, a modo de aceras, rematados por un pretil metálico.
“En un momento en el que la estética de los puentes era asunto sobre el que se empezaba a debatir en España, confiando habitualmente su aspecto a los detalles decorativos incrustados sobre la estructura, el bow-string responde a la típica imagen de puente industrial, de total simplicidad”, se añade en el citado proyecto de investigación.
La tipología , empleada en España en las primeras décadas del siglo pasado, siguió a la del puente de Joaquín Pano en 1876 para el paso del río Cinca, en Monzón; el puente sobre el río Ésera, en Graus, debido al mismo ingeniero e inaugurado en 1880; o el puente sobre el Ebro, en Zaragoza, proyectado por Pérez Laborda y abierto al tráfico en 1895.
Un lugar inspirador
El puente de hierro del río Guadiaro es sin duda un rincón inspirador. Merece la pena visitarlo para retenerlo en nuestras retinas y se presta a magníficas instantáneas.
Los responsables de la famosa serie de Netflix The Crown también lo creyeron así y grabaron una escena en este precioso puente. Fue a finales de 2019. El puente aparece en la cuarta temporada, que recrea la visita a Australia en 1983 del príncipe Carlos y Diana de Gales en el que fue su primer viaje oficial cuando habían transcurrido dos años de su boda.
Los actores que les dieron vida en dicha serie, Josh O’Connor y Emma Corrin, cruzan el puente en un soberbio Rolls Royce descapotable ante la mirada atenta de numerosas personas.
Protagonista de numerosas rutas
El puente de hierro de Guadiaro es además protagonista de numerosas rutas que comparten los aficionados pero también empresas especializadas. Las hay en kayak con este enclave como partida hasta el puerto de Sotogrande, o como meta, por ejemplo una desde Torreguadiaro hasta el puente.
También son organizadas otras en paddle surf desde la parte baja del río hasta su desembocadura, pasando por este puente. El ciclismo también atrae a numerosos aficionados hacia este enclave.
El entorno del Guadiaro es además un lugar privilegiado, con la reserva natural del estuario del río como reclamo y donde el avistamiento de aves es otro de sus atractivos.
Y es que la desembocadura del río Guadiaro es uno de los estuarios de mayor valor ambiental del litoral andaluz, donde confluyen unidades fisiográficas de gran diversidad, como caños mareales, albuferas, flecha litoral, dunas, un manto eólico ocupado por una rica vegetación y una llanura de inundación que se encaja entre las sierras prelitorales de Almenara y Chullera, según destaca el Instituto de Estadística y Cartografía de la Junta de Andalucía.
Merece la pena por tanto dedicar al menos un día para conocer este bello rincón del Campo de Gibraltar. Nos permitirá además reconectar con la naturaleza. Sin duda, se trata de una apuesta de ocio con garantía de éxito.