El Museo del Istmo de La Línea alberga la exposición ‘La radio que burló el bloqueo a Gibraltar’, una oportunidad única para conocer cómo se las ingeniaron dos pueblos hermanos para mantenerse comunicados pese a las prohibiciones del General Franco.

El pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla. El pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla. Con esa intención, el Ayuntamiento de La Línea ha organizado una amplia programación de actividades bajo el título “50 y que no se repita”, con la que pretende conmemorar el 50 aniversario del cierre de la Verja de Gibraltar, que se cumple este año 2019.
La actividad que abre estos actos es una exposición sorprendente a la vez que dura, incluso para quienes no vivieron aquellos años de aislamiento, separación e intransigencia. Se trata de “La radio que burló el bloqueo a Gibraltar”, una muestra organizada con el Museo CB de San Roque, cuyo responsable es el periodista y radioaficionado José María Yagüe.
La exposición, que permanecerá de manera indefinida en el Museo del Istmo-Comandancia de La Línea, es uno de esos tesoros que sólo la pasión y el respeto por una parte de nuestra historia más reciente pueden convertir en algo que se quede grabado en nuestras retinas.
Un contenido sorprendente

Emisoras de radioaficionados utilizadas en la época en la zona, walky-talkies, recortes de prensa y fotografías, entre otros objetos, conforman una muestra que el espectador puede entender mejor a través de paneles informativos.
No ha sido fácil. José María Yagüe ha recopilado emisoras de radioaficionados utilizadas en la época, recortes de prensa y fotografías antiguas.
“Todo surgió por querer contar una historia muy nuestra, de nuestro particular Muro de Berlín, en la que David, que son las emisoras, vencieron a Goliat, el bloqueo por parte del Estado español. Hay mucha gente que no la conoce y creía que había que contarla”, indica Yagüe.
Entre 1969 y 1982 no sólo se cerró el paso por la Verja, sino que se prohibieron el tránsito aéreo y las telecomunicaciones entre España y Gibraltar. La radio estaba entonces prohibida y perseguida. No se podía hablar por teléfono, ni cruzar al otro lado. El único método de comunicación directa con Gibraltar fue a través de la radio CB, que consiguió eludir el bloqueo impuesto por Franco. En los primeros años había muy pocos radioaficionados y hasta, aproximadamente 1974, las radios eran escasas y operadas sólo por privilegiados.

El drama humano que ocasionó el cierre de la Verja fue tremendo. Centenares de familias separadas, miles de trabajadores al paro, sueños frustrados y mucho dolor y rabia asolaron a dos poblaciones hermanas, con estrechos vínculos familiares, culturales y socioeconómicos.
Las emisoras de radioaficionados se convirtieron entonces en el clavo ardiendo al que agarrarse para comunicarse con los seres queridos al otro lado de la Verja.
José María Yagüe cuenta que la radio ha sido la primera gran red social. De aquellas conversaciones no hay grabaciones, sólo recuerdos para quienes las protagonizaron o las escucharon, como el caso del propio Yagüe: “Recuerdo haber escuchado conversaciones de familias, especialmente algunas dándose recetas de cocina”.
Los walkie-talkies lo cambiaron todo
El regalo estrella de los niños a finales de los setenta eran los walkie-talkies con los que dos interlocutores podían comunicarse a algo más de cien metros de distancia, que era aproximadamente lo que medía el tramo bloqueado de la frontera.
“A alguien se le encendió la lucecita y las familias de ambos lados de la Verja empezaron a usar los walkie-talkies para comunicarse. El problema era que tenían muy poca calidad y todos transmitían en el mismo canal, con lo cual había interferencias. Era una jaula de grillos. En el mercado aparecieron entonces, sobre todo en Gibraltar, unos walkie-talkies con más canales y más potencia”. Aquello, dio paso a que no fuera necesario estar pegado a la Verja para comunicarse sino que se podía hacer desde una distancia mayor.