El Campo de Gibraltar, como otros rincones de la geografía española, ha vivido este 2020 unas atípicas fiestas de Halloween y Tosantos, marcadas por el “miedo” a la propagación del coronavirus, la anulación de eventos masivos, el refuerzo de la vigilancia policial y el toque de queda nocturno que, desde hace días, deja casi completamente vacías las calles por las noches.
Habitualmente, cada año, en torno al 31 de octubre y el 1 de noviembre, el debate estaba entre los partidarios de los disfraces de fantasmas, vampiros y calabazas (una “moda” importada, de origen anglosajón, que cada vez cuenta con más adeptos, especialmente entre los niños y los jóvenes), y los defensores de los Tosantos: una tradición autóctona que gira en torno a los puestos de castañas y otros frutos secos, el ambiente abigarrado de los mercados nocturnos y las visitas a cementerios repletos de flores.
Sin embargo, este año, ambas tradiciones se han visto “descafeinadas” por una circunstancia común: el endurecimiento de las medidas higiénicas y de distancia social impuestas por los gobiernos para intentar hacer frente al incremento de los contagios por Covid-19.
Hasta las visitas a los cementerios se han visto este año condicionadas por las nuevas normas higiénico-sanitarias, con horarios ampliados para evitar aglomeraciones, circuitos de entrada y salida, y limitaciones tanto de aforo como de tiempo de permanencia junto a los nichos, tumbas y mausoleos.
Aún así, en distintos municipios de la comarca, que entraron en el puente festivo de Todos los Santos en el nivel 3 de Alarma, se intentaron programar algunas actividades, pensando no sólo en el disfrute de los más pequeños, sino también en el apoyo al comercio local, especialmente “tocado” por la crisis económico-social derivada del coronavirus.
Es el caso por ejemplo, de Los Barrios, donde el habitual mercadillo ambulante de los sábados se “transformó” en un mercadillo artesanal y gastronómico de Tosantos, con aforo limitado y medidas higiénico-sanitarias anti-Covid. Además, las tiendas del centro pudieron abrir ese sábado hasta las 22.30, la hora establecida por las autoridades sanitarias para el cierre previo al toque de queda.
También ese sábado, en la biblioteca pública de la Villa, hubo una actividad específicamente diseñada para niños: el cuentacuentos infantil “Sesiones escalofriantes de Halloween”, para el que se programaron dos sesiones: una a las 17.30 y otra a las 19.00. También se programó un cuentacuentos de Halloween ese mismo sábado en La Línea, en la biblioteca municipal José Riquelme, a las 17.30, con juegos y sorpresas para los peques que acudieran disfrazados.
Lo que no se pudo celebrar en Los Barrios, finalmente, fue la sesión de autocine que la delegación de Festejos había organizado para la noche del viernes 30, a partir de las 22.30, y para la que se había previsto la proyección de la película “Joker” (elegida para tal fecha por votación popular). Finalmente, apenas unos días después del anuncio del toque de queda, hubo que cancelar y dejar la vuelta del autocine para mejor ocasión.
En San Roque, al igual que otros años, la delegación de Festejos también había organizado “casas de terror”, pasacalles y otras actividades con motivo de la festividad de Halloween, pensadas sobre todo para niños y jóvenes, y tanto para el casco histórico como para las barriadas. Sin embargo, en los últimos días de octubre, tras la aprobación del estado de alarma, el Ayuntamiento optó por suspender.
El mercado de Algeciras, sin su tradicional Noche de Tosantos
En Algeciras, Ayuntamiento y comerciantes decidieron ya a primeros de octubre, semanas antes incluso de que se volviera a decretar el estado de alarma, que este año no habría Noche de Tosantos:
Una fiesta multitudinaria, especialmente arraigada en la ciudad en torno al mercado Ingeniero Torroja, y que en los últimos años incluso había ganado en afluencia de público y actividades paralelas, a pesar del avance del Halloween.
En su lugar, y con el ánimo de poner en marcha alguna actividad que, al menos, contribuyera a apoyar al pequeño y mediano comercio y a la hostelería local, el Ayuntamiento y la asociación Apymeal organizaron la primera “Jornada Gastronómica Tosantos”, con la participación de una veintena de bares y restaurantes que, entre los días 30 de octubre y 2 de noviembre, pusieron a disposición de sus clientes platos típicos de Algeciras elaborados con productos de temporada.
Además, desde el Consistorio se animó a la ciudadanía a acudir a realizar sus compras de alimentación a los puestos del mercado de abastos, donde serían obsequiados con una bolsita de frutos secos por su apoyo al comercio local y de proximidad.
Recordaba el Ayuntamiento en una nota que la tradición algecireña de Tosantos se instaló a finales del siglo XVIII y principios del XIX en la zona que hoy se conoce como calle Castelar, “la que entonces resultaba de más fácil acceso para acercar a la ciudad los productos procedentes de las huertas ubicadas junto al Río de La Miel”.
Muchos de los productos que se ponían a la venta procedían de fuera de la ciudad, por lo que “los ciudadanos acudían en gran número atraídos por esas mercancías, que no se encontraban de manera habitual ni tampoco en otras épocas del año”.
Tal y como apuntaba el concejal algecireño de Mercados, Sergio Pelayo, con el paso del tiempo la tradición no solo se mantuvo, sino que fue creciendo y transmitiéndose de padres a hijos, generación tras generación, hasta llegar a convertirse en algo casi de obligado cumplimiento para miles de algecireños. Este año, sin embargo, no ha podido ser.