Ángel Luis Jiménez | 10-N Regreso a las urnas | Elecciones españolas 10 de noviembre | Campo de Gibraltar
El estudio de las encuestas publicadas la última semana de septiembre confirma que la aritmética parlamentaria, al menos la de los bloques de izquierda-derecha, variara poco el 10-N. Así que, después de nuestro regreso a las urnas, de nuevo volveremos a la casilla de salida.
Los partidos estarán obligados a alcanzar pactos si no quieren condenar a la sociedad española a seguir sin Gobierno y girar permanentemente en la rueda electoral.
En los registros de la historia de la democracia española, esta próxima cita electoral podría convertirse en las elecciones de la desmovilización, con una caída de la participación de más de 10 puntos: son los jóvenes, los de mediana edad y los votantes de los partidos en posiciones más centristas los más propensos a abstenerse, sobre todo si la campaña electoral deriva, como parece, en otro espectáculo lleno de crispación.

Y, por si fuera poco, la revolución tecnológica, las redes sociales, ha facilitado el surgimiento de nuevos partidos: hasta hace poco eran dos de ámbito estatal (PSOE y PP), después cuatro (con Podemos y Ciudadanos), más tarde cinco (con Vox) y ahora seis (con Más País).
En esta situación, los ciudadanos no son los responsables de la fragmentación partidista, sino que los líderes políticos deben afrontar la nueva fragmentación social facilitando la negociación y el acuerdo, si no quieren que la ciudadanía les retire su confianza.
La campaña se inició el miércoles 25 de septiembre con la elección de Iñigo Errejón como candidato a las elecciones generales con la Plataforma electoral Más País. El ex número dos de Podemos liderará una lista que, según adelantó, saldrá de la capital para buscar alianzas que “sumen al bloque de la izquierda” y le garanticen representación.
“Nos presentamos en un ejercicio de responsabilidad después del fracaso de los líderes que no han sabido pactar”, proclama.

Desde Nueva York, en esa misma fecha, Pedro Sánchez decía: “hoy hemos cerrado simbólicamente el circulo democrático”, solemnizando la decisión del Tribunal Supremo de autorizar la exhumación y traslado de los restos de Franco. En este contexto hay que situar el discurso de Sánchez en Naciones Unidas, vistiéndose de estadista para abrir también su campaña electoral, y reivindicando al PSOE como la “izquierda de Gobierno” y destacando su “centralidad”.
Pero el panorama político está tan convulso que los ciudadanos no decidirán su voto hasta el último momento, hasta el último día o hasta el momento de recoger la papeleta en la mesa del colegio electoral. No olvidemos que Podemos se ha dividido y, sobre todo, que los cuarenta días de campaña hasta el 10-N van a influir de forma importante en el voto, porque durante ese tiempo puede ocurrir de todo.
En las pasadas elecciones andaluzas del 2-D, tres partidos de derecha contaron más que uno solo y no dividieron, porque los votantes opositores al socialismo se encontraron con tantas ofertas que, realmente, no podían decir que no.
En las elecciones del 10-N, el llamado voto progresista tendrá donde elegir entre el PSOE, Podemos, si se sigue indignado, y Más País, pragmático, con una enmienda a la totalidad de la gestión de Iglesias y con intención de captar votantes de la abstención, el principal peligro de estas elecciones. Así que todos a votar el 10-N, no para transformarlo todo, sino para empezar a andar.
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