‘Criptofilia¡ – o el deseo de minar, comprar, vender, o invertir en criptomonedas – es un fenómeno relativamente reciente en los mercados financieros mundiales. Cuando surgió el bitcoin, la primera de estas criptomonedas,(hace una década), no valía nada en términos de moneda corriente o fiduciaria, y se dice que la primera transacción realizada usando este efímero activo ocurrió cinco meses más tarde, cuando Lazlo Hanyecz compró dos pizzas en Jacksonville, Florida por 10,000 bitcoins*.
En esta década desde entonces, se han creado más de 2,000 criptomonedas diferentes… y más de la mitad de ellas han desaparecido sin dejar rastro, ya sea por haberse considerado como un fraude o como un fracaso comercial.
Los banqueros, los reguladores internacionales y la mayoría de las autoridades financieras consideraron a las criptomonedas y, por asociación, a la tecnología de registro distribuido (Distributed Ledger Technology o DLT), que evolucionó para ayudar en su función, como el nuevo “Salvaje Oeste” del Ciberespacio.

En comparación con el dinero fiduciario (real), los volátiles aumentos de valor de la más popular de las monedas etéreas (seguidos de caídas igualmente pronunciadas) proporcionaron enormes beneficios a algunos inversores e hicieron que otros se pillaran los dedos y la comunidad financiera internacional buscó alguna forma de imponer orden en el caos.
Su atención se centró en Gibraltar y su innovadora legislación para regular y conceder licencias no solo a compañías de DLT, sino también a patrocinadores de ICOs – la oferta inicial de monedas que financia las criptodivisas. En la práctica, ambos van de la mano, y es poco probable que se vean afectados por el Brexit, sin importar cuál sea su resultado final.
La DLT o legislación sobre cadenas de bloques (Blockchain) entró en vigor en enero del año pasado. Aunque hasta ahora sólo se han concedido licencias a cinco empresas, actualmente se están procesando más de otras 30 solicitudes. Al conceder estas licencias, La Comisión de Servicios Financieros de Gibraltar ha tenido que abrir nuevos caminos, explorando áreas del Ciberespacio que los reguladores no habían visitado con anterioridad.
Sin embargo, con la previsión de más licencias en las próximas semanas y con el régimen de Blockchain del Peñón firmemente arraigado en la bolsa local de valores (GSX), parece que el futuro de la DLT en los mercados globales está asegurado. Esta expectativa se vio reforzada el mes pasado cuando la Autoridad de Conducta Financiera de Reino Unido (Financial Conduct Authority, FCA) reafirmó que, sin importar cuál sea el resultado del Brexit, la relación de Gibraltar con la ciudad permanecerá inalterada.
Y, como confirmó el ministro de comercio Albert Isola, el 92 por ciento del negocio de servicios financieros de Gibraltar está localizado en el Reino Unido. La FCA subrayó que, a diferencia de las empresas que operan dentro del marco del Espacio Económico Europeo, Gibraltar seguirá ejerciendo derechos de pasaporte con el Reino Unido.

Es probable que la iniciativa de Gibraltar de regular y conceder licencias a las empresas de DLT provoque un éxito financiero y económico similar al de la industria del juego online que, desde sus humildes comienzos a finales del siglo pasado, se ha convertido en uno de los mayores empleadores y en un importante generador de ingresos para el gobierno.
Efectivamente, el ministro Isola ha subrayado que, aprovechando el éxito inicial de las DLT, las perspectivas de que Gibraltar se convierta en un centro internacional del nuevo mundo FinTech (Tecnología Financiera) son excelentes – y este sector podría superar a la industria del juego para convertirse en el actor principal de la roca en términos de servicios financieros.
*Hasta hace dos años, el valor real del bitcoin experimentaba un lento ascenso, tardando más de cinco años en alcanzar la paridad con el dólar estadounidense. Aunque el año pasado, durante un periodo transaccional meteórico y voluble, alcanzó brevemente la marca de los 20,000$, los criptofílicos recuperaron una pizca de sentido común y el precio cayó por debajo de los 4,500$.
Pero este precio sigue siendo ridículamente alto y los sensatos inversores están a la espera, con la certeza de que su burbuja terminará estallando.