Javier Machimbarrena: “Hay que intentar acercar el arte contemporáneo a la gente y derribar tópicos”
“El arte, en general, es algo que a día de hoy todavía intimida, pero es que, además, si hablamos de arte contemporáneo y, más aún, de arte abstracto, que la gente se acerque a él, fuera del ámbito nórdico o anglosajón, resulta dificilísimo… Aquí, en el sur de Europa, en España, lo que llega más al público en general es el arte figurativo, que es reconocible, más fácilmente asumible e interpretable”.
El artista donostiarra Javier Machimbarrena, que combina desde los años 80 su pasión por la pintura y la escultura con una destacada trayectoria en el ámbito del diseño, lleva ya algo más de tres años afincado en el Campo de Gibraltar, y hasta comienzos de este 2019 ha mantenido abierto un estudio-galería en Pueblo Nuevo de Guadiaro.
En él puso en marcha, el pasado verano, una novedosa iniciativa: unos ‘Diálogos’ por los que han ido pasando destacados artistas, de dentro y fuera de la comarca.
Joseba Sánchez Zabaleta, Fátima Conesa, Pepe Barroso, Judith Borobio y su propia hija, Andrea Machimbarrena, son algunos de los artistas que han co-protagonizado hasta la fecha esos “Diálogos”, a los que el artista vasco, que traslada su taller a su casa de La Alcaidesa mientras piensa en nuevos proyectos, quiere dar continuidad durante este 2019, aunque sea buscando otros espacios.
“Los artistas hacemos lo que hacemos porque es lo que nos llena, lo que íntimamente nos satisface, pero, obviamente, hay también una necesidad de expresión, de comunicar lo que nos mueve… Al menos, así concibo yo los encuentros entre artistas, y ahí veo también el sentido de las visitas guiadas a galerías y exposiciones: no es una cuestión de ego ni de vanidad, sino de intentar explicar cómo se ha gestado tu obra en el estudio, cómo la vives… y también, por qué no, de intentar acercar el arte a la gente, de derribar esos tópicos y esas ideas estereotipadas que provocan esa distancia con el público”.
En ese empeño por acortar distancias se consigue, a veces, que aquellos que se acercan a la obra artística no convencional aprendan a mirar, al tiempo que se atreven a hacer (y hacerse) preguntas.
“El otro día alguien preguntó que cuándo se sabía que una obra no figurativa estaba terminada, y ahí es donde tú, como artista, tienes la oportunidad de tratar de explicar ese pacto con la belleza, y el convencimiento de que una obra así no es una individualidad aislada en sí misma, sino que es parte de un todo, de un proceso invisible, de un contexto que tiene que ver con el tiempo y el espacio”.
Del sur, al que llegó con su pareja coincidiendo con una invitación temporal (una exposición en Benahavís), y del que le atrajo, poderosamente, la luz, se queda sobre todo con la cálida acogida encontrada.
“Cuando llegamos empezamos, poco a poco, a conocer artistas y obras, y lo que vimos nos encantó… Aquí en esta zona hay mucho talento, muchísimo, por eso me fastidia que haya estudios y galerías, como la que tenía Nando Argüelles en Sotogrande, que después de aguantar unos años tienen que cerrar. Al final, la opción de muchos artistas es montar los talleres en casa y organizar pequeños eventos privados, en los que nos encontramos casi siempre los mismos…”.
Machimbarrena, que vivió intensamente la época dorada del diseño en España, y que cuenta en su extenso haber con trabajos tan variopintos como el diseño de una cubertería italiana, vajillas, centros de mesa e interiores para restaurantes de chefs como Mugaritz o Martín Berasategui, en San Sebastián, una escultura junto al Kursaal o el interior de un restaurante de montaña, en la frontera entre Navarra y Francia, defiende que lo más importante de una obra artística es “que sea honesta, que tenga un lenguaje propio y que cuente una verdad”.
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