Tim Revill: Una vista atrás al Gibraltar de principios de los 80
Como dijo sutilmente un amigo español en una cena a principios de los ochenta: “Para nosotros los españoles, Gibraltar es como el típico queso inglés Stilton que huele tan mal… por un lado no nos agrada pero por otro lado no podemos resistirnos a él”.
Resultaba intrigante llegar a Gibraltar en 1982 para abrir una nueva sucursal de nuestra empresa de servicios financieros de la Isla de Man (cuya sede se ubicaba en Athol Street, Douglas, la única calle en la cual ambos lados carecen de claridad). Había conocido a Peter Isola (Padre) y a Dick Neilson (ya fallecidos) en un evento parlamentario de la Commonwealth en la Isla de Man.
Por aquel entonces Dick Neilson estaba a punto de ser nombrado vicegobernador. Ambos me convencieron de que Gibraltar suponía una gran oportunidad debido al nuevo mercado que ofrecía una vez que se abriera la frontera, el mercado de los expatriados británicos asentados en la Costa del Sol. La apertura de la frontera estaba prevista para el mes de abril. Mis socios y yo caímos en la tentación y me ofrecí voluntario para explorar el terreno y establecer nuestra sucursal en Main Street en marzo de ese año.
Apenas se había firmado el contrato de arrendamiento de la oficina, el presidente Galtieri de Argentina decidió anexionar las Islas Falkland . Este hecho fue especialmente alarmante para los gibraltareños ya que siempre habían vivido bajo la amenaza española por la reivindicación de la soberanía.
¡Dios mío, como se unió la comunidad por aquel entonces…! Recuerdo claramente como el S.S. Uganda (barco de vapor británico) pasó a ser un barco hospital en lugar de un barco para cruceros escolares con fines educativos. Los trabajadores de los astilleros construyeron una pista de aterrizaje para helicópteros, acondicionaron el espacio bajo la cubierta como pabellón hospitalario, instalaron más maquinas de agua potable, pintaron todo el barco de blanco con 8 cruces rojas… Todo ello en 72 horas, trabajando 24 horas al día. ¡No había nadie que pudiera contener las lágrimas el día en que abandonó el puerto y zarpó en dirección sur con la banda tocando!
La frontera permaneció cerrada hasta el 15 de diciembre de 1982, fecha en la que se abrió únicamente para los peatones, en concreto para los españoles y gibraltareños residentes.
Por suerte, los españoles hicieron antes una prueba ese día. Mientras la verja estuvo cerrada durante 13 años y mientras tanto, ¡Pusieron dos capas de asfalto en su lado y las puertas estaban atascadas! Pidieron a un obrero que quitara los 10 centímetros de la superficie con un martillo neumático, lo que evitó una situación tan embarazosa. Finalmente, la frontera abrió en su totalidad en febrero de 1985.
Como consecuencia, la recién llegada clase del 82 tuvo que adaptarse a trabajar en una ciudad bajo asedio. No había leche fresca (el Gobernador no había ejercido su derecho exclusivo a tener una vaca), así que o te gustaba el café solo o te acostumbrabas a la leche condensada de lata. Toda la fruta, verdura y pescado se importaba desde Marruecos (¡Y creo que nos traían lo que no se vendía allí cuando cerraba el zoco en Tánger!).
Tampoco existía el correo electrónico y la comunicación con la sede central tenía que ser a través del télex (Queridos niños… el télex era como una gran máquina de coser con la que hacías agujeros en una larga cinta que se metía en el lector y se transmitía como una serie de eruptos agudos a través de la línea telefónica).
En aquella época Gibraltar contaba con dos centros de comunicaciones: uno en medio del Peñón gestionado por un escuadrón de operaciones especiales (al que los civiles no podíamos acceder bajo ningún concepto) y el otro era el Ye Olde Rock, un pub bastante destartalado que se encontraba en la piazza y que creo que ya ha cerrado.
Los viernes por la noche, en particular, era el momento en que la clase del 82 del centro financiero se reunía para disfrutar de una cerveza tibia y enterarse de los últimos cotilleos de la localidad. Recuerdo a mi buen amigo Robert Vasquez hablando de política y a Joe Garcia, editor del Panorama (el periódico local) en la esquina con su libreta.
Fue allí en el Ye Olde Rock donde surgió la idea de que el nuevo y creciente centro financiero debía tener un comedor (un club social) para que así pudiéramos corresponder a las Fuerzas Armadas asentadas en Gibraltar por su hospitalidad. Le pusimos “El Comedor Financiero (The Financial Mess)”. ¡Pero eso ya es otra historia!
Tim Revill: Una vista atrás al Gibraltar de principios de los 80