Los Larios, una estirpe que modernizó el Campo de Gibraltar
Indagar en el pasado de la comarca depara muchas sorpresas. Hay historias sorprendentes que desvelan el esplendor que tuvo la zona. Una de ellas es la de los Larios.

La familia Larios dejó huella en el Campo de Gibraltar y Gibraltar, en cuyas economías tuvo una importancia tremenda. Sus integrantes britanizaron además la comarca al introducir prácticas sociales y deportivas prácticamente desconocidas en el resto de España, como el polo o la caza del zorro.
Esta estirpe construyó además lujosas y espectaculares mansiones con entornos ajardinados de porte colonial británico, algunas de las cuales aún perduran.

El precursor de la rama andaluza de los Larios fue Pablo Larios y de las Heras, que enviudó dos veces y se trasladó a Málaga. Lo hizo atraído por el auge de esta ciudad.
Pablo Larios se estableció con sus cuatro hijos (Manuel Domingo, Pablo, Martín y Juan). A la muerte del padre la familia se dividió en dos ramas. Manuel Domingo y Juan se quedaron en Málaga, y Pablo y Martín se asentaron en Gibraltar y Cádiz, y constituyeron las sociedades ‘Marín Larios, Lasanta y compañía’ (Cádiz) y ‘Larios Hermanos’, en Gibraltar.
El primero de los Larios en establecerse en Gibraltar fue Pablo Larios y Herrero de Tejada, nacido en 1793 en Laguna de Cameros (La Rioja) y que contrajo matrimonio en Gibraltar con Jerónima Tashara y Cheli. Tuvieron ocho hijos nacidos en Gibraltar. Adquirió el Hotel Club House a Isaac Cardozo, el edificio donde hoy está el Ayuntamiento gibraltareño.

La familia centró sus actividades en la zona en el comercio y la banca en Gibraltar, y en propiedades agrícolas y forestales e industrias transformadoras de estos productos.
Los Larios fueron los primeros propietarios territoriales del Campo de Gibraltar con un periodo de compras masivas de fincas iniciado en 1869.
Tras la constitución por los Larios de la Sociedad Industrial y Agrícola de Guadiaro (SIAG), en 1887, que incorporaba 329 fincas propias así como los bienes de las colonias agrícolas de San Pablo, y Tesorillo, además de San Enrique de Guadiaro y San Luis de Sabinillas, siguieron comprando grandes superficies de terrenos en el Campo de Gibraltar, llegando a convertirse en los titulares del mayor latifundio de Europa al superar las 17.000 hectáreas.

Y es que también compraron por ejecución de hipotecas o créditos impagados, como la industria azucarera de San Luis de Sabinillas, el molino del Gaitán y alguna finca de Jimena.
En La Línea abrieron en 1888 la fábrica de corchos en la zona del espigón de San Felipe, que fue la primera industria corchera de su clase en España.

En San Roque adquirieron el Cortijo de la Cruz en 1895 y también se hicieron con el cortijo de Las Cañadas y el de La Alcaidesa en 1896.
La Casita de Campo de San Martín del Tesorillo fue la primera residencia de Los Larios en el Campo de Gibraltar. Allí organizaron cacerías y celebraron allí fastuosas fiestas y banquetes a los que acudían nobles, políticos, banqueros y artistas de la época.
En una finca de Guadacorte comprada por los hermanos Larios Sánchez Piña en 1898, se edificó en 1902 una lujosa mansión con aires coloniales ingleses. Tenía cuadras para caballos, hipódromo, perreras para la caza del zorro, embarcadero para competiciones deportivas de remo y de pesca, y campo de polo, de golf. Allí se organizaban además cacerías con autoridades británicas y campogibraltareñas como invitados.

Otra mansión campogibraltareña edificada por los Larios en los Barrios fue la de Monte de la Torre en la finca La Almoguera.
En Algeciras, la más emblemática fue la Hacienda de Gomares y el Cobre, donde edificaron otra de sus mansiones, que ya no se conserva. Pablo Larios, casado con Josefa Fernández de Villavicencio, vivió los últimos años de su vida en el Palacio de Marzales, construido en 1929 en la finca de San Bernardo de Algeciras.
NOTA: Para este reportaje, Reach-Alcance ha contado con la colaboración del presidente de Protección Histórica Linense (PHL), Pepe Martínez, y se ha documentado en los trabajos de José Regueira Ramos en la revista Almoraima del Instituto de Estudios Campogibraltareños y de Ignacio Trillo.