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Simi Cohen: La “santa” judía que huyó de Gibraltar para convertirse en monja

Rosario Pérez | Fotos: Fran Montes

Simi Cohen: la historia de la “santa” judía que huyó de Gibraltar para convertirse en monja | “Simi Cohen, Gibraltareña, judía y monja”

La joven Simi Cohen Leví abandonó Gibraltar el 1 de marzo de 1817, tras preparar minuciosamente su huida, y jamás regresó.

Falleció 70 años después, el 8 de enero de 1887, en el convento de Medina Sidonia (Cádiz) en el que acabaría viviendo la mayor parte de su vida, primero como novicia y luego como monja.

En noviembre de 2001 se inició el proceso para su beatificación, que culminó once años después, en noviembre de 2012.

No fue la suya, pues, una vida corriente, pero lo que la convierte en una historia aún más especial, tal y como se deduce de su nombre original, tiene que ver precisamente con eso, con su origen… Porque Simi, de Jacob Cohen y Esther Leví, fallecida al darla a luz en la primavera de 1801, no sólo era gibraltareña de nacimiento, sino también judía.

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Su figura fue recuperada en 1989 por el desaparecido sacerdote y escritor Martín Bueno Lozano, que publicó un libro sobre ella tras una extensa y valiosa labor de investigación.

El libro cuenta que Simi Cohen era apenas una muchacha de 16 años cuando se fugó de la casa en la que había nacido, cruzó la frontera y echó a correr sin mirar atrás.

Llegó a San Roque con la ayuda de un arriero que le acogió en su casa, y, una vez allí, fue el escribano Francisco Zagala quien asumió su defensa y evitó entregarla a los emisarios que llegaron desde el Peñón con la misión de devolverla a sus padres.

La joven Simi, que se negaba a aprender hebreo y acudir a la sinagoga, había manifestado ya su firme determinación de convertirse al cristianismo, su padre no lo aceptaba, y quienes la acogieron en su huida no la traicionaron…

Poco después, la joven se “acogió” a la bandera española, en una ceremonia celebrada en el Ayuntamiento sanroqueño que incluso contó con la asistencia del entonces corregidor.

Un par de meses después, Simi Cohen partió hacia el municipio gaditano de Medina Sidonia, recibiendo el bautismo en la Iglesia de Santa María La Coronada el 1 de junio de 1817, justo cuando se cumplían 3 meses de su huida.

Tras adoptar el nombre cristiano de María de los Dolores Trinidad Josefa Cohen, y comulgar por primera vez, la joven ingresó en el Convento de San Cristóbal, y posteriormente, ya como novicia, en el de Jesús María y José, donde dos años después, el 21 de julio de 1819, se convertiría en monja.

Siguiendo los pasos de otra gibraltareña, aunque de origen católico, Juana María Teresa de San Nicolás (que lo había hecho en 1693), la protagonista del libro de Martín Bueno ingresó en la orden agustina recoleta y se convirtió en alguien imprescindible en el convento, donde fue ropera, enfermera, tornera, sacristana, sub-priora…

Tuvo una vida larga y feliz, la que ella creyó que Dios había elegido para ella.

Aunque no dejó escritas sus memorias, sí que se conservaron algunos de sus escritos, y además, tal y como recoge Martín Bueno, parte de su biografía fue “salvada” por otra religiosa, con la que llegaría a tener una relación casi de madre e hija: sor Inés del Corazón de María

Gracias a esa labor se sabe, por ejemplo, que la familia Cohen había gozado en Gibraltar de una posición económica próspera, y que la niña Simi había sido cuidada por sirvientas españolas, y, por tanto, cristianas.

Así lo contaría ella misma en una carta, con fecha de 16 de marzo de 1875, a Josefa Begoña de Helván, amiga suya y bienhechora del convento, a la que, más de medio siglo después, narró por escrito la gran aventura de su vida, con la ayuda de sor Inés, confesando que “desde que tuve uso de razón, la religión cristiana era la única en que creía, y tenía una voz secreta que me impelía para abandonar la de mis padres”.

En aquella carta contaba también sus enfrentamientos con su padre (que “continuamente me reprendía por recelos de verme amiga de la criada, y pasé mucho por cosas que yo no podía callar, y le contestaba cuando tachaba la ley de los cristianos”), y dejaba constancia de su agradecimiento a todas las personas que la ayudaron en su particular odisea.

En olor de santidad

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Una vez obtenido el “nihil obstat” de la Santa Sede, el proceso de canonización de Simi Cohen se inició el 18 de noviembre de 2000, en un acto solemne celebrado en el templo de Santa María la Coronada de Medina Sidonia que estuvo presidido por el entonces obispo de Cádiz, Antonio Ceballos, y en el que también participaron el obispo de Gibraltar, Charles Caruana, y los alcaldes de Medina y Gibraltar, Francisco Carrera y John Alcántara, respectivamente, además de numerosos fieles procedentes de ambas poblaciones.

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Finalmente, el 10 de noviembre de 2012, ya bajo la presidencia del obispo Rafael Sormoza, el monasterio de Jesús, María y José de Medina Sidonia acogió la clausura de la fase diocesana del proceso de beatificación y canonización de sor María de los Dolores del Amor de Dios. El acto finalizó con una eucaristía en honor de Nuestra Señora de Europa, patrona de Gibraltar, la misma a la que Simi Cohen había rezado tantas veces, pidiendo que la guiara en su camino.

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