El emblemático enclave de Tarifa, allá donde se alían todos los vientos, se besan dos mares y casi se tocan dos continentes, pasará en breve a ser un poco más de todos. Con cuidado, pero de todos.
Fotos: Fran Montes
A la Isla de las Palomas le envuelve un perenne halo de misterio, de paisaje extremo, donde parecen conjugarse todas las fuerzas de la naturaleza para ocupar lugar en un escenario insólito, casi mítico, que escalan las más altos cotas de la excelencia en su riqueza ambiental, en su patrimonio y en su posición geoestratégica, en el extremo más meridional de Europa.
Reserva de la Biosfera Intercontinental, es la joya de la corona del Parque Natural del Estrecho. De una riqueza marina que presume de especies únicas y que es visitada durante todo el año por científicos y alumnos de todo el planeta, por no olvidar que es una privilegiada atalaya desde donde observar el paso de las aves en su vuelo de ida y de regreso al viejo continente.
En la Isla bien podría representarse una película extrema donde a la desolación de los restos del viejo acuartelamiento, de sus orillas rocosas y afiladas, de sus fuertes mareas, del graznido de las miles de gaviotas que rompen el silencio cuajado de memoria de este lugar único, se agolpan los vestigios históricos, como las tumbas fenicias, la dársena, el aljibe árabe, la antigua torre almenara, los almacenes de artillería, el cuartel o la necrópolis.
Y a ello, se espera que, a lo largo de 2019 se inaugure un Centro de Interpretación de la Isla que se habilita en el Faro y las instalaciones aledañas propiedad de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras, que costeará las obras de adecuación por 186.000 euros, según reza en el anteproyecto redactado por la empresa Atlántida.
El Faro fue construido en la segunda mitad del siglo XVIII, mide 33 metros de altura y se sitúa a 48,3 metros del nivel del mar, Hasta principios del siglo XIX (1808) la Isla y Tarifa se hallaban separadas y fue en esa fecha cuando Antonio González Salmón, responsable del espigón de San Felipe, construye el dique que los une en la actualidad.

El alcalde, Francisco Ruiz, quiere paso a paso recuperar el uso público de la Isla. Los permisos para visitar las riquezas del lugar, ahora con el Centro de Interpretación, deberán realizarse con una solicitud previa que probablemente se cederá a una empresa privada, que, a la vez, dispondrá de los pases, horarios y los guías para disfrutar de este lugar único.
Esta isla del fin del mundo, a poco que se gestione con orden e inteligencia, puede convertirse en breve en uno de los espacios más visitados de Andalucía.
El centro
Los visitantes podrán contemplar en el Faro y su edificio anexo todos los aspectos relacionados con la Isla. Su historia, su patrimonio cultural y su riqueza marina. Además el anteproyecto contempla convertir el lugar en un centro de información turística, un lugar de desarrollo de educación ambiental y espacio para exposiciones, jornadas y actividades similares.
El CIE
El Ministerio del Interior mantiene abierto en un extremo de la Isla el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE), por lo que las visitas organizadas al lugar serán restringidas mientras las autoridades no encuentren un lugar más adecuado para atender a los inmigrantes. Sea como fuere las peticiones del cierre de estas instalaciones son constantes.